viernes, 23 de septiembre de 2016

EFECTO DE LOS EMOTICONOS EN EL CEREBRO

La forma abreviada de expresar estados emocionales (emoticonos), que insertamos en los correos electrónicos, redes sociales y WhatsApp, son interpretados y tienen efecto en nuestro cerebro que revelan aspectos interesantes acerca de la forma en que percibimos las expresiones faciales.
Pero, ¿Cómo afecta este nuevo lenguaje digital y no verbal a nuestro cerebro?
El sorprendente cambio de la actividad cerebral
En muchas ocasiones, cuando escribimos un mensaje sms o whatsapp etc. pensamos que éste se puede interpretar de muchas maneras, para mostrar que va en serio o es una broma, finalizamos con un emoticono; otras veces expresamos nuestro estado simplemente con el emoticono sin acompañarlo de texto alguno. En líneas generales prestamos más atención a las caras que al mensaje ya que en realidad lo que perseguimos es saber la emoción o la intención con la que se escribe un texto.
Las investigaciones que veremos a continuación concluyen que nuestro cerebro percibe estas caras como si fuesen reales por lo que hemos de ser conscientes que al emplear el emoticono en un mensaje, no solo estamos introduciendo “un símbolo más o menos gracioso”, sino que estamos expresando emociones y así lo percibe el cerebro del interlocutor.
De igual forma estos estudios demuestran que el uso de emoticonos como caras sonrientes y tristes, está cambiando en pocos años la forma en que funciona nuestro cerebro.
Solo con el uso de emoticonos podemos manejar las conversaciones, crear empatía en incluso resolver problemas.
Diferente manera de interpretar la misma conversación con el empleo de emoticonos
Antes de 1982, no existía ninguna respuesta neuronal innata en los bebés recién nacidos, no había ninguna razón para que símbolos como :-) activaran las áreas sensibles de la corteza cerebral, sin embargo la nueva forma de comunicación con el empleo frecuente de emoticonos ha cambiado, en poco tiempo, la forma de funcionamiento de nuestro cerebro, adaptándose a una nueva manera de procesar los rostros y produciendo un nuevo patrón de actividad cerebral para descodificar el nuevo lenguaje.
Como podremos comprobar emplear emoticonos para comunicarnos podría cambiar nuestra actitud o decisión de una manera inesperada ya que tienen un sorprendente efecto siendo incluso capaces de cambiar nuestras emociones

Origen
El origen del sistema tiene lugar, como la mayoría de los inventos, en la necesidad de solventar un problema; en este caso el acercamiento de la escritura  no solo al lenguaje oral, donde el tono de voz se completa con los gestos y la expresión de la cara, sino también al estado de ánimo, si se habla en serio o no, o las intenciones.
Existen antecedentes documentados de su origen, como es el uso en 1857 del número 73 en Código Morse para expresar "amor y besos". En 1912 Ambrose Bierce propuso una "mejora de la puntuación, el punto de sonrisa": escribiendo ___/!  que representaría una boca sonriendo; se debía usar añadiendo el signo de punto (o exclamación) en cada expresión humorística o irónica.
El primer uso documentado de ":-)"  se remonta a 1982 cuando Scott Fahlman, director de la comunidad virtual "Computer Science" de la Universidad Carnegie Mellon, sugirió un nuevo sistema de comunicación para evitar ambigüedades; propuso al resto de miembros de la comunidad que usaran la expresión :-) para bromear o :-( para indicar que se habla en serio, y así evitar los malentendidos que se producían cuando se quería expresar ironía o sarcasmo.
El sistema se expandió por otras universidades y centros de investigación hasta convertirse en un lenguaje popular en las redes de comunicación universitarias. Posteriormente, Microsoft, AOL o Yahoo! lo copiarían, para completar sus programas de mensajería instantánea.
Al igual que los idiomas, las distintas culturas emplean estos signos de manera diferente, mientras en occidente la sonrisa se expresa :-) y el giño ;-) en muchos países asiáticos una cara sonriente es (^_^) y el guiño (^_~).
Ya que la mayoría de los smartphones tienen su origen o hacen referencia a la cultura japonesa, en ocasiones se producen errores de interpretación, y la mayoría lo utilizan sin saber su significado real.
Aunque posteriormente se produjo la fusión entre estos signos y las caras que utilizamos en la actualidad su origen es diferente. En 1963, el diseñador Harvey Ball realizó para una aseguradora norteamericana, un diseño de papelería con el fin de motivar  a sus empleados, dibujó una sonrisa sobre un círculo al que después añadió dos ojos; tuvo tanta popularidad que fue adoptado por otras empresas culminando veinte años después con el famoso logotipo de Acid House.
La sonriente cara amarilla consiguió la popularidad suficiente para convertirse en el actual sistema de comunicación universal.
Percepción de los rostros en el cerebro
El cerebro humano posee áreas especializadas para la lectura de los rostros. Pero no es tan simple, el procesamiento en el cerebro se hace como “suma de las partes”, es decir, primero se deben procesar los componentes individuales (boca, nariz, ojos, cejas, orejas, etc.) y después se agrupan en un solo. Pero además de estas áreas, se requiere de la interconexión de distintas redes neuronales  para interpretar otros aspectos, si se trata de alguien conocido, su nombre, etc., es decir asociarlo a memorias emocionales.
Cuando los rostros expresan emociones se incrementa la actividad del giro fusiforme y nuestra amígdala recibe los estímulos visuales (en este caso, expresiones faciales) y les asigna significado emocional.
Todos hemos experimentado encontrarnos con alguna persona, recordar su cara perfectamente pero ser incapaz de recordar su nombre. Esto se debe a que para el cerebro es sencillo recordar rostros, algo que fue fundamental para nuestra supervivencia, sin embargo los nombres nos cuestan más debido a que el lenguaje es una función más reciente y para relacionarlo con la cara hemos de asociarlos a otras características que lleva más tiempo de activación neuronal.
El cerebro y la lectura de emoticonos
Las últimas investigaciones han sido realizadas por Dr Owen Churches del departamento de Cognición y Cerebro de la Escuela de Psicología de la Universidad Flinders en Adelaida (Australia) y están publicadas por la revista científica Social Neuroscience.
En el estudio, mediante electrofisiología aplicada a 20 personas adultas, se midieron los cambios registrados en la actividad electroencefalográfica tras presentar un estímulo, que sirven como marcadores neurofisiológicos en tiempo real. Se presentaron a los participantes fotografías de rostros reales, símbolos de puntuación :-)  y caras de emoticonos 😐. Se comprobó que  sorprendentemente el cerebro humano reacciona exactamente igual ante un rostro real que ante estos símbolos y emoticonos.
En el hemicerebro derecho, se procesan las expresiones faciales y situaciones de la vida diaria, por lo tanto, se mueven en la esfera de la comunicación no verbal, y se analizan en el cerebro de forma general o global. La comunicación verbal (hablada, leída y escrita) se procesa predominantemente en el hemicerebro izquierdo, y se analiza de forma secuencial y específica.
El cerebro reconoce los emoticonos como lo haría con una expresión facial porque, al ver los caracteres :-) 😐, hace un reconocimiento global (cerebro derecho) y lo interpreta como un todo (símbolo humanoide) y en las regiones occipito-temporales y en la amígdala se da el reconocimiento de un rostro de forma instantánea.
Lo interesante de esta comunicación digital es que combina la comunicación verbal y no verbal de una manera utilitaria.
Los resultados mostraron que al presentar frases enriquecidas con emoticonos se activaban los giros frontales inferiores derecho e izquierdo, implicados en el procesamiento de información verbal y no verbal.
Las caras invertidas
La corteza occipito-temporal y la señal N170 (que mide la respuesta ante factores externos) se activa igual ante rostros humanos que ante signos representados en el orden habitual :-), o emoticonos de caras frontales 😐. Sin embargo, no ocurre lo mismo cuando el símbolo aparecía al revés (-:, o la cara volteada
Al invertir los caracteres el cerebro los interpreta de forma individual y no integra un rostro de forma rápida. 
Si la cara está al revés, hay una reacción cerebral específica para reconocer que esa no es la posición natural. Es decir, los emoticonos escritos de forma “normal” si se interpretan, pero si se escriben a la inversa, la reacción cerebral no es la misma que al ver un rostro real al revés.
Es decir, las caras se perciben debido a su configuración, es decir, la disposición canónica de dos ojos por encima de una nariz, que está por encima de una boca, pero cuando las caras son al revés, esta disposición se interrumpe y la percepción de la cara se concibe como símbolos individuales de los ojos, la nariz y la boca; esta diferencia en el procesamiento crea una característica " efecto de inversión " en la actividad eléctrica registrada desde el cerebro.
La conclusión que sacó el Dr. Churches, es que los seres humanos hemos desarrollado una forma de leer un rostro de la misma manera que un emoticono, pero no su inversa. 
La cara invertida es uno de los emoticonos más utilizado por adolescente, el significado asignado es el de "hacer el tonto", aunque también se emplea como sarcasmo e ironía. Al no ser reconocidas por el cerebro como caras, estos emoticonos no producen ningún tipo de emoción en el interlocutor; hemos de ser conscientes que al utilizarlos, en el mejor de los casos provocaremos confusión.
Otro aspecto significativo de la investigación, es el concerniente al emoticono y signo de la cara sonriente. Las ´caritas felices´ colocan en el pensamiento receptor la misma emoción que el gesto representaría en el rostro humano, dejan de ser ´caritas felices´ para convertirse en un mensaje real de: ”estoy contento”, “me agrada”, “estoy feliz”, “sonrío”. Es el mayor representante de la comunicación verbal, escrita y emocional. . Los rostros sonrientes al activar el circuito de recompensa cerebral y liberar dopamina producen que estos sean más fáciles de recordar, ya que también el hipocampo un área relacionada con la memoria presenta mayor actividad.

Conclusiones
El alcance de los estudios demuestran que hasta hace unos años no existía razón alguna para que un signo o un emoticono activara las regiones sensibles del rostro en la corteza cerebral, pero ahora lo hace porque hemos aprendido que representa una cara; es decir, se trata de una respuesta neuronal creada por la cultura.

Los emoticonos son una nueva forma de lenguaje que hemos asumido de tal manera, se ha empezado a desarrollar un nuevo patrón de actividad en el cerebro para poder descodificarlo. Se trata de una importante señal de que el cerebro humano ha evolucionado y se ha adaptado, traduciendo a nivel neurológico un nuevo fenómeno cultural y de lenguaje, que ya es parte imprescindible de la comunicación.
Como conclusión, los emoticonos son capaces de complementar la comunicación digital al igual que en la vida real lo hacemos con nuestras caras, manos, brazos y con la misma importancia; transmiten emociones complejas y relevantes que las palabras por sí mismas no pueden.
En el futuro pueden que sean más elaborados e incluso capaces de captar nuestra propia apariencia, lenguaje corporal o tono de voz para convertirse en auténticos representantes de nuestra figura.
En resumen, enviar mensajes con emoticonos no debemos de olvidar algunas de sus principales propiedades:
  • No solo estamos introduciendo “un símbolo”, sino que estamos expresando emociones y así lo percibe el cerebro del interlocutor; tienen el sorprendente efecto de cambiar las emociones de la persona que los recibe. Incluso pueden influir en la toma de decisiones.
  • Provocan una actividad cerebral similar a la generada cuando observamos un rostro humano real
  • Un saludo expresado mediante “caras sonrientes”, “besos” o “abrazos” elevan nuestro estado de ánimo, haciéndonos sentir más alegre.
  • Minimizan errores y evitan malentendidos en las conversaciones.

jueves, 16 de junio de 2016

DIOS

Hacía un tiempo que Mahatma Gandhi se retrasaba en sus rezos diarios, Manu Abha no estaban cómodas con esta situación, eran mas de las cinco y sus fieles que le esperaban para la oración empezaban a impacientarse. El inspector de la policía que siempre le acompañaba no se encontraba a su lado, inesperadamente había sido llamado al cuartel, Sushila Nayar seguía de viaje en Pakistan; demasiadas casualidades. Abha, le ofreció su hombro mientras Manu, un poco más retrasada, llevaba sus gafas y el cuaderno de reflexiones; conscientes de su falta de puntualidad, comenzaron a caminar rápidamente hasta llegar al jardín donde los seguidores aguardaban su presencia. Todo fue muy rápido, aquel hombre vestido de uniforme que destacaba entre la multitud, se le acercó disparando tres balas sobre su pecho. Gandhi intentó incorporarse aún con las manos juntas, Manu se apresuró a asistirle y pudo escuchar su último susurro: “He Ram” “Oh, Dios mío”. Una inmensa multitud se congregó a las puertas de su casa, “¡El que ha matado a Gandhi es un musulmán!” gritaban unos, "¡Estáis locos sabéis muy bien que es un hindú!” gritaban otros.
El bullicio en la línea de 10 del metro parisino en el que Alice Bourdeu se dirigía a la Université Paris 1 Panthéon-Sorbonne, descendía considerablemente a partir de la 9 de la mañana, esta relativa tranquilidad le permitió repasar cómodamente algunos apuntes antes de asistir a la conferencia que sobre filosofía india se impartiría a 11 de la mañana en la universidad de la que era alumna. Alice nunca se mostró especialmente interesada por la filosofía india y sus conocimientos no iban más allá de los aprendidos de su amigo Daniel Barrat, antropólogo barcelonés con el que había viajado a Delhi el verano pasado. Matriculada en el grado de Historia de la filosofía, Metafísica y Fenomenología, andaba hacía casi un año enfrascada en textos clásicos de los cuales sacaba sus propias opiniones; convencida de que “el Dios de los teólogos” es una creación de Aristóteles, había profundizado en los textos de DescartesSpinozaLeibnizKant Hegel, pero aún su conocimiento era escaso en conceptos sobre budismo, taoísmo, animismo, positivismo o existencialismo.
El tren se detuvo de golpe quedándose a oscuras durante unos segundos, por megafonía anunciaban que debido a un accidente en otra línea se había suspendido la marcha que no obstante reanudarían rápidamente para acabar con un “perdonen las molestias”. Alice no recuerda el tiempo que caminó, después de decidir abandonar el tren por las anchas avenidas parisinas hasta que visualizó el edifico de la Sorbonne desde la confluencia de la rue Clovis con la rue Descartes. El cartel que anunciaba una exposición sobre Simone de Beauvoir situado en el tablón de anuncios del pequeño café donde decidió descansar, llamó su atención; se reflejaba en un pequeño ventanal frontal bajo el cual, en una minúscula mesita, discutían dos personajes que por sus atuendos bien podrían haber sido Mahatma Gandhi Jean Paul Sartre. Hablaban en voz baja aunque de forma vehemente.
Ali agudizó el oído, la discusión entre Ghandi y Sartre giraba en torno a la idea filosófica de la noción de uno mismo y la noción de dios. Mientras Sartre proponía una y otra vez que no hay reinos trascendentes más allá de este mundo y que la única realidad es el ser humano, subrayaba el concepto de la elección: “No hay mucho más allá del Ser, no hay un dios que decide por nosotros; uno es libre pero también es el único responsable de la propia libertad”; en cualquier caso no negaba la existencia de Dios, simplemente la consideraba irrelevante, “que dios exista o no, no cambia las cosas”. Ghandi por su parte, con un tono más pausado pero con contundencia, explicaba que la Verdad es Dios, es moral, unificada, inmutable y trascendente y por lo tanto no es objeto de la conciencia crítica o de la especulación filosófica; le repetía: “Me esfuerzo por ver a Dios a través del servicio prestado a la humanidad pues sé que Dios no está en el cielo, ni aquí abajo, sino en cada uno de nosotros”. Justo cuando Alice Bourdeu, estaba pensando que en el fondo las dos posturas no eran para nada contradictorias, el timbre del móvil vibrando sobre su mesa la volvió a la realidad. Era Daniel Barrat.
Aquel día, Adolf Hitler almorzó en compañía de sus secretarias en un silencioso ambiente y después del almuerzo, hizo matar a su perra Blondie. Luego dio a su ayudante Otto Günsche instrucciones estrictas sobre la cremación de su cuerpo y el de su esposa, probablemente para evitar que fueran exhibidos como “trofeos de guerra”, recordando el ultraje del cadáver de su amigo Benito Mussolini. Se retiró a las 16 horas junto con Eva Braun a su despacho privado contiguo a la sala de mapas y Otto Günsche y Linge se pararon frente al despacho esperando el momento de entrar; se sintió un disparo, Günsche y Linge entraron después de 15 minutos de acuerdo a las instrucciones. Hitler estaba recostado a un extremo del sofá con un tiro en la sien, con salida de proyectil, de la cual aún manaba sangre, Eva Braun estaba recostada al otro extremo con los ojos abiertos y una mueca de dolor en su rostro, una pistola estaba en la mesa a su disposición, pero no alcanzó a usarla, pues el cianuro suministrado por el médico personal de Hitler, Ludwig Stumpfegger, había sido rápido.
Él no tenía ninguna duda, durante toda su vida Hitler estuvo firmemente convencido de encontrarse bajo la influencia divina, pocos días antes de suicidio comentó con sus allegados como “la providencia” le había guiado durante toda su vida y seguiría haciéndolo después. De una forma premeditada y bastante estudiada fue sustituyendo la palabra “Dios” por “Providencia”, e incluso en alguna ocasión confesó que en su juventud había defendido la idea de destruir a la Iglesia de un modo radical, como con dinamita, borrarla de la faz de la tierra y quedar solo él junto a la Providencia, entendiéndola como la fuerza capaz de gobernar todos los acontecimientos de la tierra y de la vida humana.
Daniel Barrat estudió antropología en la universidad de Barcelona, sus inquietudes  sociales y humanitarias le llevaron a viajar por todo el mundo, unas veces como integrante de organizaciones no gubernamentales y otras como investigador para los artículos que esporádicamente publicaba en la revista digital Athenea. Salió de su casa a las 9 de la mañana, disponía del tiempo justo para encontrarse con su amiga Alice Bourdeu en el aeropuerto de Prat y tomar el vuelo a Tenerife donde asistiría en calidad de invitado al Starmus Festival.
Garik Israelian, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), fue el creador del Starmus Festival, simbiosis perfecta entre astronomía, arte y música a nivel mundial que atrae, edición tras edición, a las mentes más brillantes de la historia de la humanidad. En esta ocasión asistirían a una conferencia magistral de Stephen Hawking
En el avión, mientras que Daniel dormía, Alice aprovechó para “husmear” algunas notas que Daniel abandonó en la mesita cuando cayó rendido al sueño. Sin duda se trataba del último artículo en el que estaba trabajando. No logró entender casi nada, en líneas generales se empeñaba en desmentir la vinculación de Nietzsche y Adolf Hitler cuya polémica aún subsiste en la sociedad actual; los conceptos filosóficos de Nietzsche con nociones tales como “la voluntad de poder”, el advenimiento del “superhombre” y su célebre frase: “Dios ha muerto” eran suficientes para que muchos apostasen por el acercamiento.
En el auditorio no cabía un alfiler, Alice y Daniel, tomaron notas y escucharon con la atención la conferencia magistral de  Stephen Hawking. “Es maravilloso saber que las leyes de la física, a través de la selección natural, han producido estas enormes colecciones de átomos que somos los seres vivos, tan complejas que es fácil que se produzca la ilusión de que hay algún diseño detrás de ellas", sostuvo el científico. Con una visión optimista, aseguró que para él “no hay ningún aspecto de la realidad fuera del alcance de la mente humana” “Dios no es necesario para explicar el origen de todo“Creo que no hay ningún Dios”
Aquella mañana de marzo del 415, Hypatia se levantó algo cansada, aun así se dispuso para asistir al Museo; ya en esa época el “Museo” había perdido su esplendor, las diferentes escuelas para paganos, judíos o cristianos habían ganado terreno, sin embargo los estudiantes seguían viajando a Alejandría para asistir a sus lecciones sobre matemáticas, mecánica, astronomía y filosofía. Mientras caminaba, se agolpaban en su cabeza los recuerdos de sus viajes, Italia, Atenas, las enseñanzas de su padre Theón y las imprescindibles revisiones sobre sus textos de geometría y matemáticas.
La mañana fue larga, y a modo de premonición, Hypatia empezó a temer por las consecuencias de haber hecho caso omiso a las recomendaciones de su amigo Orestes negándose a traicionar sus ideas para convertirse al cristianismo. Como pagana, partidaria del racionalismo científico griego y personaje político influyente, se encontraba en una situación muy peligrosa en una ciudad que iba siendo cada vez más cristiana. Decidió volver a su casa dando por terminada la jornada no sin antes repasar su manuscrito sobre “la geometría de las cónicas de Apolonio”; un grupo violento de personas, la bajaron de su carruaje y la arrastraron a la iglesia de “Cesarea”, desnudándola le cortaron la piel con objetos afilados, llevaron los pedazos de su cuerpo a “Cinaron” y los quemaron hasta convertirlos en cenizas. 
Sonó el teléfono en el momento en que Richard Dawkins se encontraba ensimismado en la biografía de Hypatia de Alejandría, la llamada procedía del doctor Michael Persinger, un neurólogo de la Universidad Laurentian de Canadá que desde los años ochenta venía investigando los efectos de la estimulación sutil de los lóbulos temporales con el fin de producir experiencias místicas, fruto de estas investigaciones había ideado un aparato  que estimula el lóbulo temporal con un campo magnético rotatorio débil, que hoy conocemos como “casco de Dios”
Para Persinger era muy importante la opinión del divulgador científico británico Richard Dawkins autor de 'El espejismo de Dios' y 'La magia de la realidad', defensor acérrimo del darwinismo como apoyo a su tesis de que el ser humano es un producto exclusivo de la evolución biológica, sin intervención divina.
La conversación transcurrió con amabilidad a pesar del desencanto de Persinger que tuvo que escuchar por enésima vez las excusas de Dawkins para demorar someterse a la prueba del “casco de Dios
El 10 de enero de 1953, Janis cumplía 10 años y asistiría con sus padres, fervientes religiosos tejanos a los oficios de la “Iglesia de Cristo”, su madre siempre pensó que su hija era especial, infeliz, insatisfecha. Ahora, a sus  27 años Janis Joplin recordaba aquella noche en  la que tras su actuación en el festival de Monterey,  Jimi Hendrix le habló del LSD, la expansión de la conciencia y la comunión fraterna con el cosmos, algo con lo que siempre soñó en sus momentos de agonía, desesperación y asfixia existencial. 
Tal vez por eso, aquel domingo de octubre de 1970 su amigo John Cooke, se preguntaba ante su cuerpo sin vida, si su partida no había sido tal vez la búsqueda de una "trascendencia última" después de tantos escarceos con la fatalidad, el silencio y la nada.
Roberto, abrió su pub “Janis Joplin” pasadas las seis de la tarde, la noche anterior había sido larga; el local, situado en el distrito bohemio de Echo Park de Los Ángeles, puede considerare un verdadero “museo relicario” de Joplin, desde objetos conseguidos en subastas de cualquier parte del mundo hasta la música y los cócteles a los cuales Roberto bautiza con el nombre de las canciones de su ídolo. Pasadas las 10, un pequeño de grupo de personas con buen aspecto, entraron en el local, casi al instante pudo saber que se trataba de científicos y médicos que participaban en el Congreso sobre “La Naturaleza de la Conciencia” celebrado en la capital de California.
Después de servir las copas, desde un rincón de la barra, prestó atención a la conversación donde se empleaban términos que no lograba entender y que se apresuraba a buscar en el buscador de su smartphone, de esta forma consiguió averiguar el significado de entógeno “dios generado dentro de nosotros”, o de Psilocybe “planta conocida en la cultura azteca como hongo de dios”
Rick Strassman, eminente psiquiatra, investigador y autor del libro “DMT Spirit Molecule”, parecía llevar la voz cantante de una conversación en los que todos estaban de acuerdo en que la ingesta de sustancias enteógenas, utilizadas por chamanes y jefes religiosos de todos los lugares del mudo, fue el origen de las religiones, aunque no necesariamente del concepto de dios, cuestión mucho más filosófica. 
En el coloquio hablaron de las teorías del neurólogo Kevin Nelson, y de su libro “The Spiritual Doorway” (La entrada espiritual en el cerebro), en este punto, y aceptado por todos que el cerebro produce espiritualidad, aparecieron dos posturas diferentes, la de los creyentes que argumentaban que Dios ha colocado en el cerebro humano estructuras que permiten la experiencia espiritual y contacto con la divinidad, y la postura contraria que afirmaban que estas estructuras son las que han generado las creencias en Dios y seres espirituales como un producto accesorio de otras funciones ligadas al cerebro emocional.
Posiblemente Roberto no llegó a comprender la conversación, regresó a casa al amanecer con el sonido de “Time keeps movin' on, Friends they turn away, I keep movin' on, But I never found out why, I keep pushing so hard the dream, I keep tryin' to make it right, Through another lonely day, whoaa”, y la entendió por primera vez a pesar de haberla escuchado miles de veces.