martes, 25 de agosto de 2015

COHERENCE

Investigaciones emergentes en las ‘ciencias cuánticas’ arrojan nueva luz sobre el funcionamiento de la mente/cerebro humano, la consciencia, el sistema nervioso y nuestro diseño genético, el ADN, y nos viene a decir que estamos al borde de una posible evolución cuántica de la especie humana.
Cada uno de nosotros transporta en si mismo alrededor de cien mil millones de “ordenadores” celulares bioeléctricos que filtran y en última instancia interpretan lo que entendemos como nuestra realidad.
El cerebro humano, como conjunto de células nerviosas, funciona como un receptor de frecuencias de múltiples capas. En épocas tempranas de la vida, debido a condicionamientos iniciales, cada receptor se cablea para percibir una determinada frecuencia de onda.
Los receptores cerebrales se sintonizan con determinados patrones de frecuencias de onda, reciben una respuesta de ‘patrón de reconocimiento’ y la interpretan de acuerdo con las percepciones asignadas a esa frecuencia. Es decir, el acto de sintonizar implica escoger de entre las múltiples frecuencias que constantemente nos rodean: como estamos acostumbrados a sintonizar una y otra vez los mismos patrones estamos reforzando un determinado escenario de realidad ignorando patrones desconocidos que también podríamos sintonizar.
Por lo tanto, la percepción se crea dinámicamente, momento a momento mientras el cerebro escanea constantemente las bandas de frecuencia que nos rodean. Pero al sintonizar siempre en la misma frecuencia nos quedamos atrapados dentro de una realidad particular.
El cerebro tiene el propósito de repetir y confirmar lo que ha llegado a ser una creencia. La afirmación “creo lo que veo” es por tanto absolutamente irrelevante.
Por el contrario, solamente vemos o experimentamos lo que creemos, basándonos en nuestro condicionamiento. Depende de qué sentidos se estén utilizando, por ejemplo una abeja no ve la flor, sino la miel; una serpiente verá el dibujo infrarrojo de la flor y un murciélago verá un dibujo de la flor en alta frecuencia.
John Eccles, neurofisiólogo  y ganador del Premio Nobel en 1963  afirma: “en la realidad no hay colores, ni  materia, ni olores, ni belleza, ni  fealdad. Ahí fuera solamente hay un Caldo de Energía; un Caldo de Quantos flotante e indefinido del que creamos nuestro “Verdadero Mundo de la Materia” según nuestro conocimiento, siguiendo nuestras observaciones e interpretación condicionada.”
Eccles desarrolló una filosofía dualista que llamó “dualismo interaccionista”, que mantiene que hay diferentes sustancias en el universo, una física y otra mental.
Al igual que nos hemos acostumbrado a unos patrones particulares de percepción, como especie, también hemos sido colectivamente des-informados acerca de métodos asequibles para cambiar entre diversos patrones y bandas de frecuencia.
El resultado final es que nos hemos hecho inamovibles y dogmáticos en lo que concierne a nuestras ‘creencias’ sensoriales y nos aferramos al pequeño segmento de realidad que percibimos como la totalidad.
Herbert Fröhlich y Fritz Popp al estudiar el patrón energético de los seres vivos, descubrieron que las moléculas vibran al unísono y se comportan como una sola supermolécula, estableciendo un patrón energético COHERENTE Y ÚNICO.
Esto constituye la clave para asegurar que el ser humano es un complejo cuántico que posee la capacidad de conexión e interacción con el universo,  y que su equilibrio, bienestar y salud dependen (como en el caso de una conexión a internet) de la calidad de recepción y emisión de dicha señal.
Coherencia Cuántica
Ya sabemos que el cuerpo humano es un flujo constante de miles de interacciones y procesos químico/biológicos que conectan moléculas, células, órganos y fluidos, a través del cerebro, el cuerpo y el sistema nervioso. Hasta hace poco se pensaba que todas estas incontables interacciones funcionaban como una secuencia lineal, sin embargo, los últimos hallazgos de la biología cuántica y de la biofísica han descubierto que, de hecho, existe un extraordinario grado de coherencia entre todos los sistemas vivientes. Es decir que lo que le pasa a un ser vivo influye al mismo tiempo en todos los demás.
En este sentido la capacidad innata para la evolución de las especies no se basa en el individuo sino más bien en los sistemas vivientes  vinculados dentro de un TODO coherente.
Los sistemas vivientes, ser humano, plantas, animales, ríos, etc. no son ni sujetos solitarios ni objetos aislados, sino objetos y sujetos dentro de un universo de sentido mutuamente comunicado constantemente.
De la misma manera que las células de un organismo se encargan de diferentes tareas para la totalidad del mismo, las diferentes poblaciones estructuran la información no sólo para sí mismas sino para todos los demás organismos, expandiendo la consciencia de la totalidad.


Neurona espejo
Una ‘neurona espejo’ es una neurona cerebral que se activa cuando un ser vivo (como el ser humano y otros animales como primates y mamíferos) ve la acción de otro. En otras palabras, en un individuo que ve a otra persona comiendo una manzana se dispararán exactamente las mismas neuronas cerebrales que lo harían si fuese ella misma quien la estuviera comiendo. En humanos se ha encontrado que esta conducta neuronal tiene lugar en el cortex premotor y en el cortex parietal inferior
De igual modo, si consideramos que nuestros cuerpos están entrelazados mediante un campo de resonancia eléctrica de biofotones, se explica cómo somos afectados y afectamos a otros.  Esta información resulta relevante cuando pensamos en un cambio hacia una empatía incrementada entre las personas, tanto cercanas como distantes (vía comunicación digital), así como en la posibilidad de catalizar futuras capacidades para la comunicación telepática entre individuos. 
El impacto de la física cuántica en las nuevas tecnologías es importante ya que la criptografía cuántica, nos dice que si dos de las partes que quieren comunicarse están dispuestas a compartir un código prácticamente indescifrable, pueden hacerlo. Faltan pocas décadas para que los ordenadores cuánticos transformen nuestros sistemas de gestión y nuestro cerebro.
Para finalizar les recomiendo la película Coherence, una obra maestra del cine actual, sin comentarios, hay que verla.

3 comentarios: