La energía sexual es nuestra energía de vida principal. Surge de las fuerzas del universo y la tierra y se genera en nuestro cuerpo al momento de ser concebidos.
Siempre que los cuerpos se unen en un beso, en un abrazo o incluso en un simple toque, se produce un intercambio de energías. Si la unión es sensual, en un beso o acto sexual, la liberación energético-informativa hormonal que se verifica estimula todas las células del cuerpo y hace que la transferencia energética sea mucho más intensa. La relación sexual es un intercambio íntimo de fluidos vitales, hormonas y energía sutil. El clímax, en el orgasmo, es el ápice en la formación de un vínculo energético entre los miembros de la pareja. Se crea entonces, una memoria energética celular común, evento que vincula a los compañeros.
Desde hace unos años, la ciencia
y la neurofisiología, en el intento por desentrañar qué hay detrás del
enamoramiento, han descubierto que el amor es un cóctel de hormonas
(adrenalina, dopamina, serotonina, oxitocina y vasopresina), que ponen en
funcionamiento tres regiones concretas del cerebro Estas hormonas juega un
papel clave en las distintas fases del amor, el deseo, la atracción y el cariño.
Pero, ¿existen diferencias entre
el amor y el deseo sexual?
La fundación Jim Pfaus Concordia en Montreal, Canadá, ha analizado resultados de
20 estudios que examinaron con resonancias magnéticas la actividad cerebral en
un total de 309 participantes mientras estaban viendo fotos eróticas o bien de una
persona a la que amaban.
El resultado es que dos
estructuras cerebrales, la ínsula y el núcleo estriado, están activadas por los
dos sentimientos. Sin embargo, el núcleo estriado se ve afectado de
forma diferente cuando se trata de amor o de deseo: la parte anterior de la
ínsula sólo se activa con sentimientos de amor, mientras que la posterior
de la ínsula izquierda se 'enciende' con el deseo sexual.
En primer lugar destacar que el
estudio demuestra que los resultados son exactamente iguales para mujeres y hombres en contra de la creencia de pensamientos distintos en
relación al amor y al sexo
Todas las áreas estudiadas se ven
influenciadas por la interpretación social que le da cada individuo, por
ejemplo el deseo sexual no sólo pone en marcha áreas cerebrales
implicadas en la percepción de estímulos sensoriales y emocionales de la propia
persona sino también las estructuras relacionadas con la interpretación social
de las emociones y deseos de los otros.
Puede deducirse el deseo
sexual como un estado del ánimo con un objetivo muy específico,
mientras que el amor podría ser considerado como un comportamiento con un
objetivo más abstracto, flexible y complejo, menos dependiente de la presencia
física de otra persona y basado en parte en una representación mental de
momentos emotivos del pasado
Se observa que el amor está
asociado con zonas cerebrales relacionadas directamente con la motivación, la
expectación y la formación de hábitos; el hecho de que el amor se localice en una determinada área del estriado, asociada con
las adicciones a las drogas, podría
explicar que el amor es un hábito que está formado por un deseo sexual que se
retroalimenta a través de una recompensa.
Funciona de la misma manera en el cerebro como lo hace las drogas en las
personas adictas.
De estos estudios se extrae que
al igual que el deseo se ve recompensado por el orgasmo sexual, el
amor romántico puede basarse en el deseo sexual pero ligado a la vez a
otras recompensas.
Cuando se habla de 'amor a primera vista', por lo general
lo que se desea para consumar ese amor es mantener relaciones sexuales con la
persona amada. La relación de adicción ocurre cuando el objeto de nuestro amor
se va bruscamente, entramos en un estado de abstinencia en el que nos
sentimos deprimidos, anhelamos al otro, y a menudo hacemos cualquier cosa para
conseguir a esa persona; el amor a su vez también activa diferentes vías en el
cerebro que están involucradas con conceptos culturales y sociales como la monogamia
y la creación
de lazos afectivos.
SEXO (Base neurológica). En la actualidad se
sabe qué áreas concretas del cerebro participan en el comportamiento sexual
La ansia de satisfacción sexual o excitación genital
comienza en el sistema Límbico, donde mensajeros químicos del Hipotálamo y la
glándula Pituitaria estimulan los órganos reproductores. Cuatro zonas del
cerebro se activan notoriamente: la cíngula anterior, la ínsula media, los
núcleos Putamen y Caudado.
La dopamina, el neurotransmisor principal del placer, fluye
a la corteza frontal provocando sentimientos de euforia y deseo sexual.
Simultáneamente el organismo segrega adrenalina y noradrenalina que recorren el
cuerpo para producir la excitación genital.
En cuanto a las mujeres se sabe que las hormonas estradiol y progesterona actúan en el núcleo medioventral del hipotálamo, esencial para el comportamiento sexual femenino. La amígdala medial tiene conexiones con los bulbos olfativos claves en conductas sexuales.
AMOR (Bases Neurológicas). Hace apenas una década que se planteó
el estudio del amor como un proceso bioquímico que se inicia en la corteza
cerebral, pasa al sistema límbico y de allí al sistema endocrino, dando lugar a
respuestas fisiológicas intensas.
Estamos tratando de cambiar la idea del amor, en cuanto a
que es una noción prácticamente celestial, a una que en realidad tiene una base
biológica en la que sea posible determinar verdaderamente cuáles son los
fundamentos neurológicos de esta emoción positiva
Cuando nos enamoramos estamos “virtualmente locos” porque se bajan los niveles de serotonina.
La dopamina, la feniltilamina y la norepinefrina que son los
químicos responsables del insomnio, el anhelo, la euforia, la pérdida
del apetito, y las fijaciones mentales son segregadas cuando estamos
enamorados.
Al inundarse el cerebro de feniletilamina, éste responde
mediante la secreción de dopamina (neurotransmisor que nos impulsa a repetir un
comportamiento que nos proporciona placer), norepinefrina y oxitocina que
además de estimular las contracciones uterinas para el parto
y hacer brotar la leche, es un mensajero químico del deseo sexual, y de
esta forma se dan todas las mezclas químicas del enamoramiento.
Ser adicto al sexo y a las sensaciones producidas por el
amor es similar a cualquier otra adicción. Se puede amar por el placer de
experimentar los cambios químicos que suceden, sin importar si el ser amado se
merece nuestro amor.
Los síntomas del enamoramiento son el resultado de complejas reacciones químicas muy similares en todos los humanos, al igual que la cirrosis es una enfermedad del hígado, el enamoramiento es una enfermedad transitoria del sistema nervioso autónomo que involucra el cerebro.
La Orientación Sexual
A la eterna pregunta, ¿ la persona homosexual “nace o se
hace”?, la respuesta es muy sencilla, el cerebro de todo ser humano nace y se
hace.
Los humanos en primer nivel somos seres biológicos, ésto se
une intrínsecamente con el nivel de las relaciones interpersonales que permiten
a cada uno su propia biografía, en convivencia con los demás. La enorme
plasticidad del cerebro lo largo de la vida, y especialmente durante la
infancia y adolescencia, hace que tanto la estructura y la funcionalidad
cerebral de toda persona se configure de forma muy sensible a sus experiencias,
vivencias, decisiones, adicciones y especialmente sus relaciones
interpersonales, educación y cultura.
Por lo tanto, gracias a la plasticidad cerebral especialmente
entre la pubertad y final de la adolescencia, no hay dos cerebros iguales como
no hay dos personas iguales sean mujeres o sean varones y sea cual sea su
orientación sexual. Lo cierto es que actualmente ninguna teoría puede afirmar qué es lo que
determina la orientación sexual, si factores genéticos, prenatales,
neuroanatómicos, evolutivos, culturales o sociales.
El Orgasmo
Wilhelm Reich fue el primer
científico en describe la naturaleza y propósito del orgasmo como una descarga
del exceso de bioenergía, con la liberación adicional de energías de sensación,
de igual forma reconoció las consecuencias negativas del bloqueo de las
energías sexuales.
Durante un orgasmo, no solo se prenden
y apagan áreas del cerebro, también se oxigenan y producen químicos
capaces de influir fuertemente en nuestro comportamiento. Los mensajeros
químicos que se producen en áreas especializadas del mismo, influyen
fuertemente en el comportamiento social. Las hormonas son influidas por las
neuronas, pero es una influencia recíproca y además son influidas por el
ambiente que nos rodea como lo señala la neurociencia social.
Los niveles de dopamina son
marcadores de la actividad de las adicciones, la mayor parte de esta actividad
está en el sistema límbico, la parte más vieja del cerebro. Después
del orgasmo, los niveles de dopamina caen agudamente, con los usuales
síntomas de retracción, esta reacción tiene a ser inmediata en los hombres, y
más retrasada en las mujeres,
Tras el orgasmo, los niveles de
prolactina suben y los receptores andrógenos caen, de igual forma baja la testosterona, hormona asociada con
irritabilidad y enojo. Esta perturbación hormonal produce un cambio de comportamiento
y conducta que puede durar hasta dos semanas después.
Semejanzas del orgasmo masculino y femenino
Existen semejanzas y diferencias
entre hombres y mujeres a nivel cerebral cuando alcanzamos un orgasmo, la
coincidencia más importante es que ambos generan dopamina ante la
expectativa del orgasmo y en la consumación del mismo, el control es tomado por
el sistema nervioso autónomo, activándose el tallo cerebral.
También al final del orgasmo en
ambos se libera oxitocina, la hormona de la calma, el amor y la sanación.
El miedo
y la ansiedad disminuyen o desaparecen y la amígdala cerebral entra en
modo de descanso.
Diferencias en los orgasmos masculino y femenino
El experimento realizado por el
doctor Gert Holstege demostró las diferencias que se producen en el cerebro
cuando se produce un orgasmo en hombres y mujeres.
En los hombres disminuye el flujo
sanguíneo en las zonas relacionadas con la ansiedad,
pero otras zonas permanecen en alerta. También se produce una desactivación de
la amígdala, de las zonas que tienen que ver con la ansiedad o el miedo.
En las mujeres, hay una gran
desactivación en las zonas del cerebro que tienen que ver con la ansiedad, el miedo y la vigilancia. Las
mujeres se pueden abandonar y llegar a perder la consciencia durante el
orgasmo.
La activación hipofisiaria más
alta en mujeres fue interpretada por los autores para significar mayores
concentraciones plasmáticas de oxitocina (hormona de la paz, la relación y el descanso),
una hormona que se libera de la pituitaria y se encuentra en concentraciones
plasmáticas mucho más altas en mujeres que en hombres después del orgasmo, ésta
bien podría ser la causa de pedir a la pareja que continúe con besos y caricias
después de llegar al clímax.
No es de extrañarse que en
hombres y mujeres se desactiven zonas del cerebro para que no sienta ansiedad
ni miedo y nos concentremos simplemente en el orgasmo. Los psicólogos
evolutivos creen que esta diferencia entre hombres y mujeres, puede tener sus
orígenes en la prehistoria cuando éramos cazadores recolectores. Las mujeres
podrían desconectarse materialmente, pero los hombres debían estar alertas aún
después de aparearse para no ser comidos por alguna fiera.
El orgasmo es un reflejo del
sistema nervioso autónomo, es parte del sistema nervioso que trata con las
cosas de las que no tenemos control consciente; como la digestión, el ritmo
cardiaco, la excitación sexual.
Experimentar un orgasmo; se puede
hacer solo, en pareja, acompañado con accesorios o utensilios, acompañado de
más personas animales u otros objetos e incluso sin la presencia de ningún
estímulo externo o estimulando zonas del cuerpo que nada tienen de erógenas.
Es claro que los orgasmos están relacionados con el sistema de recompensa que genera dopamina. Sin embargo, estas neuronas pueden responder cuando se les asocia a algún estímulo no erótico y responden también con una recompensa inesperada.
Beneficios del orgasmo
Mejora el flujo sanguíneo, relaja
y oxigena la sangre. Genera endorfinas (analgésicos
naturales), y al mejorar el flujo sanguíneo y oxigenar nuestro torrente
disminuye
los dolores. Nos hace más felices al liberar dopamina y nos permite
posteriomente analizar los problemas de manera más objetiva y calmar las
emociones
Genera una sensación de mayor
cercanía con la pareja al liberar oxitocina (la hormona de la paz, el amor y la sanación).
Al aumentar los niveles de
dopamina contra resta la hormona del estrés (cortisol) y mejora los niveles de
serotonina combatiendo también la depresión. Al mejorar la
microcirculación sanguínea, mejora el estado de la piel y el funcionamiento de
nuestros genitales. Así como, la oxigenación del cerebro.
Genera vínculos de cercanía con
la pareja y mejora nuestra autoestima.
Los hombres que eyaculan con
mayor regularidad tienen una incidencia menor de cáncer de próstata; un estudio
realizado en la Universidad de Wilkes en Pennsylvania observó que las personas
que llegan al orgasmo presentaban en un 30% un anticuerpo que ayuda a
fortalecer el sistema inmunológico.
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