viernes, 23 de septiembre de 2016

EFECTO DE LOS EMOTICONOS EN EL CEREBRO

La forma abreviada de expresar estados emocionales (emoticonos), que insertamos en los correos electrónicos, redes sociales y WhatsApp, son interpretados y tienen efecto en nuestro cerebro que revelan aspectos interesantes acerca de la forma en que percibimos las expresiones faciales.
Pero, ¿Cómo afecta este nuevo lenguaje digital y no verbal a nuestro cerebro?
El sorprendente cambio de la actividad cerebral
En muchas ocasiones, cuando escribimos un mensaje sms o whatsapp etc. pensamos que éste se puede interpretar de muchas maneras, para mostrar que va en serio o es una broma, finalizamos con un emoticono; otras veces expresamos nuestro estado simplemente con el emoticono sin acompañarlo de texto alguno. En líneas generales prestamos más atención a las caras que al mensaje ya que en realidad lo que perseguimos es saber la emoción o la intención con la que se escribe un texto.
Las investigaciones que veremos a continuación concluyen que nuestro cerebro percibe estas caras como si fuesen reales por lo que hemos de ser conscientes que al emplear el emoticono en un mensaje, no solo estamos introduciendo “un símbolo más o menos gracioso”, sino que estamos expresando emociones y así lo percibe el cerebro del interlocutor.
De igual forma estos estudios demuestran que el uso de emoticonos como caras sonrientes y tristes, está cambiando en pocos años la forma en que funciona nuestro cerebro.
Solo con el uso de emoticonos podemos manejar las conversaciones, crear empatía en incluso resolver problemas.
Diferente manera de interpretar la misma conversación con el empleo de emoticonos
Antes de 1982, no existía ninguna respuesta neuronal innata en los bebés recién nacidos, no había ninguna razón para que símbolos como :-) activaran las áreas sensibles de la corteza cerebral, sin embargo la nueva forma de comunicación con el empleo frecuente de emoticonos ha cambiado, en poco tiempo, la forma de funcionamiento de nuestro cerebro, adaptándose a una nueva manera de procesar los rostros y produciendo un nuevo patrón de actividad cerebral para descodificar el nuevo lenguaje.
Como podremos comprobar emplear emoticonos para comunicarnos podría cambiar nuestra actitud o decisión de una manera inesperada ya que tienen un sorprendente efecto siendo incluso capaces de cambiar nuestras emociones

Origen
El origen del sistema tiene lugar, como la mayoría de los inventos, en la necesidad de solventar un problema; en este caso el acercamiento de la escritura  no solo al lenguaje oral, donde el tono de voz se completa con los gestos y la expresión de la cara, sino también al estado de ánimo, si se habla en serio o no, o las intenciones.
Existen antecedentes documentados de su origen, como es el uso en 1857 del número 73 en Código Morse para expresar "amor y besos". En 1912 Ambrose Bierce propuso una "mejora de la puntuación, el punto de sonrisa": escribiendo ___/!  que representaría una boca sonriendo; se debía usar añadiendo el signo de punto (o exclamación) en cada expresión humorística o irónica.
El primer uso documentado de ":-)"  se remonta a 1982 cuando Scott Fahlman, director de la comunidad virtual "Computer Science" de la Universidad Carnegie Mellon, sugirió un nuevo sistema de comunicación para evitar ambigüedades; propuso al resto de miembros de la comunidad que usaran la expresión :-) para bromear o :-( para indicar que se habla en serio, y así evitar los malentendidos que se producían cuando se quería expresar ironía o sarcasmo.
El sistema se expandió por otras universidades y centros de investigación hasta convertirse en un lenguaje popular en las redes de comunicación universitarias. Posteriormente, Microsoft, AOL o Yahoo! lo copiarían, para completar sus programas de mensajería instantánea.
Al igual que los idiomas, las distintas culturas emplean estos signos de manera diferente, mientras en occidente la sonrisa se expresa :-) y el giño ;-) en muchos países asiáticos una cara sonriente es (^_^) y el guiño (^_~).
Ya que la mayoría de los smartphones tienen su origen o hacen referencia a la cultura japonesa, en ocasiones se producen errores de interpretación, y la mayoría lo utilizan sin saber su significado real.
Aunque posteriormente se produjo la fusión entre estos signos y las caras que utilizamos en la actualidad su origen es diferente. En 1963, el diseñador Harvey Ball realizó para una aseguradora norteamericana, un diseño de papelería con el fin de motivar  a sus empleados, dibujó una sonrisa sobre un círculo al que después añadió dos ojos; tuvo tanta popularidad que fue adoptado por otras empresas culminando veinte años después con el famoso logotipo de Acid House.
La sonriente cara amarilla consiguió la popularidad suficiente para convertirse en el actual sistema de comunicación universal.
Percepción de los rostros en el cerebro
El cerebro humano posee áreas especializadas para la lectura de los rostros. Pero no es tan simple, el procesamiento en el cerebro se hace como “suma de las partes”, es decir, primero se deben procesar los componentes individuales (boca, nariz, ojos, cejas, orejas, etc.) y después se agrupan en un solo. Pero además de estas áreas, se requiere de la interconexión de distintas redes neuronales  para interpretar otros aspectos, si se trata de alguien conocido, su nombre, etc., es decir asociarlo a memorias emocionales.
Cuando los rostros expresan emociones se incrementa la actividad del giro fusiforme y nuestra amígdala recibe los estímulos visuales (en este caso, expresiones faciales) y les asigna significado emocional.
Todos hemos experimentado encontrarnos con alguna persona, recordar su cara perfectamente pero ser incapaz de recordar su nombre. Esto se debe a que para el cerebro es sencillo recordar rostros, algo que fue fundamental para nuestra supervivencia, sin embargo los nombres nos cuestan más debido a que el lenguaje es una función más reciente y para relacionarlo con la cara hemos de asociarlos a otras características que lleva más tiempo de activación neuronal.
El cerebro y la lectura de emoticonos
Las últimas investigaciones han sido realizadas por Dr Owen Churches del departamento de Cognición y Cerebro de la Escuela de Psicología de la Universidad Flinders en Adelaida (Australia) y están publicadas por la revista científica Social Neuroscience.
En el estudio, mediante electrofisiología aplicada a 20 personas adultas, se midieron los cambios registrados en la actividad electroencefalográfica tras presentar un estímulo, que sirven como marcadores neurofisiológicos en tiempo real. Se presentaron a los participantes fotografías de rostros reales, símbolos de puntuación :-)  y caras de emoticonos 😐. Se comprobó que  sorprendentemente el cerebro humano reacciona exactamente igual ante un rostro real que ante estos símbolos y emoticonos.
En el hemicerebro derecho, se procesan las expresiones faciales y situaciones de la vida diaria, por lo tanto, se mueven en la esfera de la comunicación no verbal, y se analizan en el cerebro de forma general o global. La comunicación verbal (hablada, leída y escrita) se procesa predominantemente en el hemicerebro izquierdo, y se analiza de forma secuencial y específica.
El cerebro reconoce los emoticonos como lo haría con una expresión facial porque, al ver los caracteres :-) 😐, hace un reconocimiento global (cerebro derecho) y lo interpreta como un todo (símbolo humanoide) y en las regiones occipito-temporales y en la amígdala se da el reconocimiento de un rostro de forma instantánea.
Lo interesante de esta comunicación digital es que combina la comunicación verbal y no verbal de una manera utilitaria.
Los resultados mostraron que al presentar frases enriquecidas con emoticonos se activaban los giros frontales inferiores derecho e izquierdo, implicados en el procesamiento de información verbal y no verbal.
Las caras invertidas
La corteza occipito-temporal y la señal N170 (que mide la respuesta ante factores externos) se activa igual ante rostros humanos que ante signos representados en el orden habitual :-), o emoticonos de caras frontales 😐. Sin embargo, no ocurre lo mismo cuando el símbolo aparecía al revés (-:, o la cara volteada
Al invertir los caracteres el cerebro los interpreta de forma individual y no integra un rostro de forma rápida. 
Si la cara está al revés, hay una reacción cerebral específica para reconocer que esa no es la posición natural. Es decir, los emoticonos escritos de forma “normal” si se interpretan, pero si se escriben a la inversa, la reacción cerebral no es la misma que al ver un rostro real al revés.
Es decir, las caras se perciben debido a su configuración, es decir, la disposición canónica de dos ojos por encima de una nariz, que está por encima de una boca, pero cuando las caras son al revés, esta disposición se interrumpe y la percepción de la cara se concibe como símbolos individuales de los ojos, la nariz y la boca; esta diferencia en el procesamiento crea una característica " efecto de inversión " en la actividad eléctrica registrada desde el cerebro.
La conclusión que sacó el Dr. Churches, es que los seres humanos hemos desarrollado una forma de leer un rostro de la misma manera que un emoticono, pero no su inversa. 
La cara invertida es uno de los emoticonos más utilizado por adolescente, el significado asignado es el de "hacer el tonto", aunque también se emplea como sarcasmo e ironía. Al no ser reconocidas por el cerebro como caras, estos emoticonos no producen ningún tipo de emoción en el interlocutor; hemos de ser conscientes que al utilizarlos, en el mejor de los casos provocaremos confusión.
Otro aspecto significativo de la investigación, es el concerniente al emoticono y signo de la cara sonriente. Las ´caritas felices´ colocan en el pensamiento receptor la misma emoción que el gesto representaría en el rostro humano, dejan de ser ´caritas felices´ para convertirse en un mensaje real de: ”estoy contento”, “me agrada”, “estoy feliz”, “sonrío”. Es el mayor representante de la comunicación verbal, escrita y emocional. . Los rostros sonrientes al activar el circuito de recompensa cerebral y liberar dopamina producen que estos sean más fáciles de recordar, ya que también el hipocampo un área relacionada con la memoria presenta mayor actividad.

Conclusiones
El alcance de los estudios demuestran que hasta hace unos años no existía razón alguna para que un signo o un emoticono activara las regiones sensibles del rostro en la corteza cerebral, pero ahora lo hace porque hemos aprendido que representa una cara; es decir, se trata de una respuesta neuronal creada por la cultura.

Los emoticonos son una nueva forma de lenguaje que hemos asumido de tal manera, se ha empezado a desarrollar un nuevo patrón de actividad en el cerebro para poder descodificarlo. Se trata de una importante señal de que el cerebro humano ha evolucionado y se ha adaptado, traduciendo a nivel neurológico un nuevo fenómeno cultural y de lenguaje, que ya es parte imprescindible de la comunicación.
Como conclusión, los emoticonos son capaces de complementar la comunicación digital al igual que en la vida real lo hacemos con nuestras caras, manos, brazos y con la misma importancia; transmiten emociones complejas y relevantes que las palabras por sí mismas no pueden.
En el futuro pueden que sean más elaborados e incluso capaces de captar nuestra propia apariencia, lenguaje corporal o tono de voz para convertirse en auténticos representantes de nuestra figura.
En resumen, enviar mensajes con emoticonos no debemos de olvidar algunas de sus principales propiedades:
  • No solo estamos introduciendo “un símbolo”, sino que estamos expresando emociones y así lo percibe el cerebro del interlocutor; tienen el sorprendente efecto de cambiar las emociones de la persona que los recibe. Incluso pueden influir en la toma de decisiones.
  • Provocan una actividad cerebral similar a la generada cuando observamos un rostro humano real
  • Un saludo expresado mediante “caras sonrientes”, “besos” o “abrazos” elevan nuestro estado de ánimo, haciéndonos sentir más alegre.
  • Minimizan errores y evitan malentendidos en las conversaciones.

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