Albert
Hofmann, químico suizo, sintetizó por
primera vez el LSD el 16 de noviembre de 1938 durante un programa de
investigación dirigido a encontrar los
usos medicinales de alcaloides del grupo ergolina, que se encuentran presentes
en el cornezuelo del centeno; las propiedades psicodélicas la descubrió en 1943
siguiendo “un presentimiento”.
Empezó a utilizarse a nivel terapéutico hasta 1962, cuando el congreso de Estados Unidos catalogó al LSD como droga experimental prohibiendo su uso clínico, en 1966 los laboratorios Sandoz dejaron de comercializarla.
La ilegalización del LSD dio lugar a
un uso creciente entre la juventud estadounidense y la experiencia
psicodélica se convirtió en uno de los rasgos de identidad del movimiento
hippie. En 2008 se reanudó la investigación clínica sobre los efectos terapéuticos
del fármaco y actualmente, se desarrollan dos investigaciones en este sentido
en Suiza y California.
Experiencia
y descubrimiento de Hofmann
Cuando estaba trabajando con el
compuesto Hofmann se sintió mareado, en su diario escribió que abandonó el laboratorio
y partió a su casa, afectado por “una
notable inquietud, combinada con un ligero mareo”; indica que mientras
reposaba cayó en un "estado similar
a la ebriedad", no desagradable, con una estimulación extraordinaria
de la imaginación. En un estado similar al ensueño, con los ojos cerrados
contemplaba series ininterrumpidas de “imágenes
fantásticas, formas extraordinarias con patrones de colores intensos,
caleidoscópicos”. El estado duró unas dos horas y remitió después. Hofmann
pensó que estos efectos se debían a que había absorbido accidentalmente una
pequeña cantidad de LSD-25 por vía
cutánea.
Días después, tomó una dosis mucho mayor para poner a prueba sus efectos; este día pasó a ser conocido más tarde como "el día de la bicicleta".
El 19 de abril de 1943 el doctor
Hofmann ingirió a propósito 250 µg de LSD, por su experiencia pensó que podría ser
la dosis mínima, posteriormente descubrió que la sustancia tenía una potencia
superior a la de casi cualquier otra conocida en la época, por lo que la dosis
que se administró era en realidad superior a la que más tarde se aconsejó para
fines terapéuticos.
Tras la ingestión
sintió que le costaba hablar de forma inteligible y decidió ir a su casa en
bicicleta ya que no había automóviles disponibles. Durante el viaje, el estado
de Hofmann se agravó, y en su diario escribió que “todo lo que había en su campo de visión ondulaba, distorsionado como
una imagen en un espejo cóncavo”, tuvo la sensación de que permanecía
inmóvil aunque iba avanzando Cuando llegó a su casa, llamó al médico y pidió
leche a su asistenta, que se tomo con total lucidez a pesar de su estado
delirante. El médico, no encontró ningún síntoma físico anormal, salvo las
pupilas extremadamente dilatadas. En ese momento estaba aterrorizado, pensando
que había enloquecido por completo, que su asistenta “era una bruja y que el mobiliario de su casa le amenazaba”.
En su diario, Hofmann refiere que decidieron no medicarlo y enviarlo a la cama. Una vez acostado, el pánico comenzó a dar paso a una sensación de tranquilidad, paz y prosperidad. Los colores y juegos de formas que veía con los ojos cerrados le resultaban ahora placenteros, eran “imágenes fantásticas que surgían, alternándose unas tras otras, abriéndose y cerrándose en círculos y espirales para después explotar en fuentes de color, y comenzar de nuevo, en un flujo incesante”; las impresiones acústicas (como el ruido de un automóvil que pasaba) se transformaban en imágenes. Finalmente se quedó dormido y despertó al día siguiente fresco y con la mente clara. Desayunó con una “sensación de bienestar y vida renovada”, mientras caminaba notó que todos sus sentidos “vibraban con una sensibilidad superior, que duró durante todo el día”.
“LSD: My Problem Child” (LSD: Mi Hijo Problemático) es un libro que Hofmann escribió como un análisis retrospectivo después de casi cuarenta años de su descubrimiento fortuito de este psicoactivo.
Hofmann nunca entendió el sentido ni la utilización que se dio a su descubrimiento y se sorprendió de los impredecibles efectos y de la popularidad que el LSD alcanzó en los años sesenta, lo cual adjudica al materialista estilo de vida estadounidense y a los sentimientos de alineación resultantes. A lo largo del texto se sorprende de estas consecuencias, asegurando que su descubrimiento podía explicar la aparición de una filosofía de vida fundamentada en el uso de drogas que facilitasen una “interiorización” necesaria para ir más allá de las realidades cotidianas. Defiende la utilidad potencial de esta droga afirmando que si se aprendiera a usarla dentro de la práctica médica, en asociación con la meditación, podía llegar a ser una “criatura maravillosa” en lugar de la “criatura problemática” que ha sido hasta ahora. Hofmann dedica un capítulo completo del libro a rechazar el uso inadecuado diciendo tajantemente que: “Hay muchas personas incapaces por constitución o formación de asimilar provechosamente este tipo de experiencia”.
En su excelente libro “Mundo interior, mundo exterior”, aborda el interesante tema de la realidad material y la realidad del espíritu, declarándose “incapaz de superar el dualismo, la idea de que el hombre es el dueño de la naturaleza y puede hacer lo que le plazca con ella y todas las ideas que nos impiden apreciar la unidad esencial de la Vida que hoy nos tiene sumidos en una crisis profunda y potencialmente destructiva si no cambiamos de dirección”. Este cambio en su opinión, puede traerlo “la experiencia mística” que tiene la fuerza suficiente para conmovernos y darnos impulso para modificar nuestra realidad”. Y para alcanzar la experiencia mística propone dos medios: la meditación en cualquiera de sus muchas técnicas probadas por el hombre a lo largo de su búsqueda, o la alteración química de la conciencia. Ambas vías le parecen a Hofmann útiles y positivas, y asegura que no son excluyentes sino complementarias.
Nos habla del cerebro como un sintonizador de la realidad que puede captar varios canales de diferentes realidades y la experiencia de unidad con la divinidad es uno de esos canales; elaboró la teoría, más tarde comprobada científicamente que se puede producir experiencias místicas o espirituales cambiando la configuración química del cerebro.Los ensayos científicos realizados hasta el momento demuestran que el LSD no produce adicción y no es tóxico.
Efectos
Los efectos del LSD en la psique humana
son variables y dependen del contexto y de la situación mental en que se
encuentre el individuo que la consume.
Según las investigaciones llevadas por el Mental Research Institute (un departamento del Medical Research Institute de California) los efectos psicológicos del LSD se pueden entenderse en niveles distintos.
En el estado de ánimo
Ø Susceptibilidad emocional que puede llevar
tanto a la tristeza intensa como a la euforia.
Ø Sentimientos de euforia y bienestar que
pueden llegar a la omnipotencia.
Ø Descenso de los niveles de ansiedad que puede permitir al individuo hablar de temas que
normalmente le son dolorosos o difíciles de afrontar.
Ø Los eventos que suceden en el momento inmediato pierden interés los
eventos del futuro y del pasado.
En comportamiento interpersonal
Ø Mayor interés por las relaciones interpersonales, facilidad para sentirse herido por los demás
o ignorado.
Ø Mayor sensibilidad a los estímulos sonoros y visuales en general.
Ø Distorsiones visuales y de la imagen corporal
Ø Sinestesia de todo tipo: música que produce visiones, imágenes visuales que producen olores. El percibir sensaciones
gustativas al tocar un objeto con una textura determinada, oír colores o ver
sonidos, no es que se tenga la sensación de sentirlo, es que se sienten realmente.
Alteración de la percepción del tiempo, por ejemplo, sentir que el tiempo se detiene, o que el tiempo va hacia atrás o que se acelera; es decir percepción alterada del mundo externo.
Efectos cognitivos
Ø Estimula los procesos del pensamiento, ocasionando el paso acelerado de una idea a otra dando lugar a impulsos creativos.
Experiencias espirituales
Ø El LSD tiende a producir sentimientos de
comprender la vida y la existencia y de unidad
con el entorno
ØTendencia a pensar en términos existenciales. Este efecto se ha registrado en tratados
científicos y se interpreta como el resultado de la combinación de efectos
cognitivos y emocionales.
El LSD no deja secuelas que puedan ser apreciables en
electroencefalogramas, ni en resonancias magnéticas, ni en pruebas neurológicas
puntuales. La investigación tampoco ha corroborado el supuesto deterioro del
material genético.